Modificaciones somáticas en el Hipnotizado

Paralelamente a los variados cambios psíquicos que se observan en el estado hipnótico, se producen otros no menos interesantes en lo que se refiere a la fisiología del sujeto. Entre ellos podemos destacar los que atañen a los sentidos, en grados profundos y especialmente en estados sonambúlicos se advierte una hiperestesia sensorial fuera de lo común.
Un hipnotizado en trance profundo es capaz de oír y entender una conversación mantenida en susurros a más de siete metros de distancia incluso en otra habitación, la sensibilidad olfativa también aumenta notablemente, ya en grados leves, el humo del tabaco o cualquier otro tipo de olor desagradable resulta mucho más molesto al sujeto que lo que le resultaría en vigilia, pero un individuo en trance sonambúlico, puede reconocer el olor de un frasco de perfume abierto tan sólo un instante a varios metros de distancia.
El Dr. Taguet relata una experiencia con una joven que en estado sonambúlico y con los ojos cerrados era capaz de devolver una serie de objetos a sus propietarios simplemente olfateando los objetos y a los dueños de los mismos.
También resultan asombrosas las modificaciones en el sentido de la vista, algunos sujetos son capaces de ver perfectamente con los párpados cerrados, otros en estado sonambúlico manifiestan una agudización de su visión, siendo capaces de ver a la perfección detalles de objetos que en estado de vigilia se mostrarían invisibles a sus ojos. Mediante la utilización de la sugestión pueden afectarse por exceso y por defecto e incluso llevar a la inhibición completa, todos los mecanismos sensoriales del sujeto hasta límites que pueden parecer incluso imposibles.
Resultados tan increíbles como hacer ver al sujeto algo que no existe, o todo lo contrario, ignorar algo evidente que tiene ante sí.
En la fenomenología alucinatoria de la hipnosis, es natural ver o escuchar imágenes y sonidos inexistentes, experimentando las mismas alteraciones en las lecturas del electroencefalógrafo que experimentarían ante la presencia real de dichas impresiones.
Durante el transcurso del trance, no se manifiestan alteraciones en el ritmo cardíaco ni en el sistema circulatorio, pero con la intervención de la sugestión, es posible alterar en ambos sentidos tanto el latido cardíaco como la presión arterial.
Es notable la vasoconstricción que se manifiesta espontáneamente, la contracción de los capilares sanguíneos impide que se presenten hemorragias, esta peculiaridad ha sido bien aprovechada por algunos hipnotizadores de espectáculo que en estado hipnótico son capaces de atravesar partes de su cuerpo con largas agujas sin sangrar apenas y no manifestando dolor alguno, ante los horrorizados ojos del público asistente.
En estado hipnótico se puede controlar la irrigación sanguínea en zonas específicas del cuerpo, provocando la vasodilatación y la vasoconstricción del sistema circulatorio, experimentaciones recientes.
Demuestran la posibilidad de regular secreciones orgánicas como los jugos gástricos, la insulina y la adrenalina.
El control de la mente sobre el organismo parece no tener fin en ese estado tan particular que es el trance hipnótico, a través de la sugestión, puede crearse dolor físico en el sujeto y también, por supuesto, moderarlo e incluso eliminarlo por completo, ya que los sujetos inmersos en el trance hipnótico pueden experimentar una analgesia espontánea, que convenientemente reforzada mediante la sugestión, puede desembocar en una anestesia tan completa y más natural que las provocadas utilizando compuestos químicos.
Como ya se expuso en las líneas dedicadas a la historia de la Hipnosis, en innumerables ocasiones, se han realizado operaciones quirúrgicas, utilizando exclusivamente anestesia hipnótica con excelentes resultados.
El control hipnótico permite aumentar, disminuir e incluso inhibir totalmente cualquier tipo de actividad muscular, de manera que se consiguen con facilidad efectos de parálisis de grandes y pequeños grupos musculares.
Los músculos pueden ser inmovilizados de forma rígida o flácida y efectos musculares como espasmos, catalepsia, movimientos automáticos, temblores, etc., así como la consecución de un aumento notable de la fuerza muscular del sujeto durante períodos breves de tiempo, pueden ser provocados o anulados simplemente mediante sugestión.
Es posible que en un futuro no muy lejano se pueda ejercer un control sugestivo sobre muchas más funciones orgánicas que en la actualidad, dado que en teoría el cerebro es el órgano que las controla todas.